COSTUMBRES DE LA POBLACION ECUATORIANA
Cada región y pueblos del Ecuador tienen diferentes costumbres, ya sea en el campo religioso, social, etc. Resaltaremos entre las diversas costumbres las siguientes fiestas:
El carnaval se celebra en todo el Ecuador de manera especial en la provincia de Bolívar, siendo muy famoso el carnaval de Guaranda. Por siglos el juego de carnaval, con agua para los mesurados y con lo que se tenga a mano para los no tanto, ha venido arrastrando calificativos como salvaje, repug­nante, impúdico, vergonzoso, propio del de­monio, ruda reliquia del paganismo, culpa­ble de terremotos...
En Guayaquil, en cambio, se celebraba la misa del Dios Momo en las primeras horas del domingo de carnaval, se utilizaban cas­carones de seda para los juegos, que en la actualidad han sido reemplazados por glo­bos de plástico.
A pesar de lo famosa que es la fiesta de la Mama Negra, no se conoce con certeza su ori­gen. Al respecto existen distintas opiniones. Hay quienes dicen que se remontan al siglo XVIII, cuando Latacunga quedó arrasada por La erupción del volcán Cotopaxi.
La fiesta se lleva a cabo cada 23 y 24 de sep­tiembre, fecha que corresponde a los días de la Virgen de la Merced. Sin embargo, el carácter pagano de esta tradición motivó, por insisten­cia de algunos sacerdotes de la época la sus­pensión temporal de la celebración.
Lar figura central de la celebración es un hombre disfrazado de mujer. La Mama Negra usa una peluca, los labios pintados de rojo, la cara y las demás partes visibles del cuerpo de color negro. Va vestido con un follón rojo, camisa bordada de colores fuertes y pañolones que va cambiando en cada esquina. Este personaje lleva una muñeca negra elegantemente vestida que representa a su hija, y al son del tambor cabalga durante la procesión hasta llegar a la iglesia de la Merced.
Diferentes enmascarados acompañan a la Mama Negra: el ángel de la estrella, los tiznados, el Rey Moro, el abanderado, los yumbos, y otros que van repartiendo trago a los curiosos que encuen­tran a su paso.
Gran parte de las fiestas ecuatorianas están ligadas al santoral católico, como es el caso de los Corazas en la comunidad indígena de San Rafael, muy cerca de San Pablo de Imbabura. Esta antigua cele­bración probablemente de origen secular, ahora festeja a San Luis debido al milagroso hallazgo de una estatuilla de dicho Santo que un indígena de­senterró a mediados de este siglo. San Luís es el patrón de la religión y favorece las cosechas si le hacen fiesta, por eso, cada 25 de agosto los Corazas, hombres respetados e influyentes que tie­nen cubierto el rostro, invaden las plazas y calles de San Rafael...
Un cetro con plumas y el acompañamiento de yumbos, personajes vestidos de azul con la cara blanca, diferencian uno del resto de Corazas. Delante de todos va el Loa, un niño que mueve sus brazos alternadamente y va recitando cantos alusi­vos a la fiesta y de elogio al prioste, al cura y a la comunidad: ¡Viva el Capitán Coraza! ¡Viva el señor Cura Párroco! ¡Viva el señor Teniente Político! ¡Viva el Batallón Imbabura!..
La fiesta del Inti Raymi se celebra con el fin de ado­rar el acercamiento de la tierra y el Sol, propia de los indígenas, posteriormente llamada por los es­pañoles fiesta de "San Pedro  se celebra anual­mente en las comunidades que pertenecen al can­tón Cotacahi, provincia de Imbabura. La razón es honrar la cosecha a través de cantos, creencias, ri­tuales, etc. La tradición de la fiesta no se ha perdi­do al contrario todos los meses de junio de cada año se revive con más fuerza, convocando a cientos de personas que se preparan para el gran aconteci­miento. Lo que demuestra que la cultura indígena mantiene viva sus raíces.



Durante los meses de junio, julio y agosto, equinoccio de verano y fiestas de San Juan, San Pedro y Corpus Cristi, en casi todas las comunidades de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar y Cañar, aparecen los disfraces de los denominados "yumbos"; llevan lan­zas de chonta o agüilla, taguasamba de plumas, wuncha o corona, pinturas corporales y la carac­terística ashanga (canasta de mimbre) a la espalda.
De norte a sur del país y a lo largo del calendario de festividades, se ve la "Danza de los Yumbos"; por ejemplo en el cantón Cotacahi, comunidades Cumbas Alto y Bajo. Se trata de un verdadero ritual en el que se danza al ritmo de un minúsculo rondador y un tamborcillo que caben holga­damente en las palmas de las manos. Esta danza con la típica vestimenta del Yumbo Colorado solía repartirse año tras año, aunque en la actualidad va extinguiéndose sin remedio.
El 17 de febrero de 1950, en la Municipalidad de Ambato, se formula el Acta de fundación de la Fiesta de las Frutas y de las Flores, como la prueba más típica de la legítima ambateñidad que anima a la ciudad y a la provincia, según dice el texto de aquella acta, y el 30 de Octubre del mismo año se promulga la orde­nanza que funda y estatuye la Fiesta de las Frutas y de las Flores, así como también los Juegos Florales.
Desde 1951 hasta 1959 inclusive, el centro Agrícola Cantonal de Tungurahua, con la colaboración del Municipio y de otras entidades, realizó este certamen de la ambateñidad. Consiste en desfile de comparsas, exposiciones de Flores y Frutas, desde 1960, como era de su legítimo derecho y de acuerdo a la ordenanza al respecto, el Ilustre Ayuntamiento ambateño tiene a su cargo la celebra­ción anual de la Fiesta y las Frutas.
Esta fiesta criolla se organiza con ocasión del Día de la Raza, para ello se construye una especie de coliseo. El coso es una estructura redonda de caña guadúa y de al menos ocho metros de alto, llena de graderíos. Participan las haciendas es una lid pareja y apasionante. Tal vez la culpa es de Cristóbal Colón y su hazaña del 12 de octubre de 1492. Los rodeos montubios, tratan de preservar la identidad y celebrar el amor a los campos y animales.
El personaje central de esta fiesta es el montubio, campesino de la costa. Hombre trabajador, hijo de españoles, indios y negros asentados en Guayas, Los Ríos y Manabí.
Sobre las tierras de esas zonas rurales, se practica la doma de caballos. Lo típico del oficio son las botas, los sombreros grandes que cubran del sol, trajes vistosos, espuelas y la habilidad innata del montubio para montarse y mantenerse sobre el caballo chucaro, aquel no domesticado, que se convierte en la atracción. La destreza que emplea en el campo la utiliza en el "show" que ya es un ritual y parte del folclor ecuatoriano. No hay rodeo sin barra. El montubio se gasta hasta tres cajas de balas para disparar su revólver de grueso calibre al aire.
La competencia se realiza entre haciendas, la que acumule más puntos gana. Todo el año ansian que llegue el día en que puedan mostrar su pericia. Si hay que catalogarlo, el rodeo son "las olim­piadas del campo". Entre las pruebas de destreza resaltan la enlazada; los chalanes se forman en V para conducir al caballo al lugar donde otro lo enlazará (de espaldas, de pié o acostado), otros le amarrarán las patas. Muchos, sin importar edad y sexo, terminan estrellados contra el suelo. La presencia de mujeres y niños es un punto aparte. La mujer no sólo participa en el concurso de "Criolla Bonita", sino que participa en ciertos números galopando y dominando al potro salvaje. El público las premia con aplausos; el reconocimiento se extiende a los más pequeños, quienes con un metro y medio de estatura hacen gala de su linaje y se enfrentan con potros chucaros y vacas veloces. La fiesta termina en un gran baile al aire libre.
Luego de la conquista los españoles trasladaron, a lo que hoy es el Ecuador, el idioma, la religión, sus cos­tumbres, tradiciones y aficiones. Así, desde el siglo XVII, la fiesta de los toros estaba arraigada en los crio­llos americanos y también en los indígenas. Fue con­virtiéndose en una fiesta típica de la América españo­la, y sin perder su origen, tomó naturaleza propia en estas tierras.
Los toros de pueblo en Ecuador son un festejo popular arraigado en nuestra cultura. En muchas provincias de la sierra se realizan las tradicionales corridas de "toros de pueblo", realizadas en la plaza principal, en la que participan novilleros y aficionados que de manera es­pontánea ingresan a la plaza a torear.
Se acostumbra torear para sacar la llamada "colcha", que consiste en una tela amarrada al cuerpo del toro, que contiene, por lo general, billetes. Aquí los toros no mueren: son toreados por el público y no por "matado­res". La fiesta es amenizada por bandas de música.
A principios de siglo, en la ciudad de Quito se celebraba la fiesta de Inocentes de forma muy peculiar. Los disfra­ces, las comparsas y tomaduras de pelo eran parte de dos semanas de celebración continua: todo el mundo se diver­tía, ya sea en las populares fiestas de la plaza Belmonte o en las mismas calles de la ciudad.
Diferentes juegos eran el centro de atención de los quite­ños, como los llamados "aguinaldos" que consistían en una competencia entre dos bandos (formados por familia­res y amigos).
Todos acudían disfrazados a un lugar y a una hora deter­minados; la gente se entretenía al ver cómo se desarrolla­ba la contienda, cuyo objetivo era el de descubrir quién era el "capitán" del equipo contrario, que era el único que podía cambiar de disfraz. El juego se convertía así en un concurso de espionaje y picardía, con el afán de desenmascararlo al grito de " mis aguinaldos". El equipo ganador gozaba de una fiesta de lujo, con orquesta incluida, a costilla del equipo perdedor.
Algunas de las fiestas azuayas han transcendido a la región y congregan visitantes y turistas de todas partes. Entre ellas se pueden mencionar las fiestas del durazno en Gualaceo (marzo) la fies­ta del cuy en Ricaurte (febrero) la de la caña en Santa Isabel (septiembre) y una de las más impor­tantes que es el Pase del Niño en Cuenca durante el mes de diciembre. En cuanto a platos y bebi­das es muy grande su diversidad. Son de carácter popular el cuy a la brasa servido con papas doradas, la sopa de quinua, el caldo de gallina, el mote pelado o con cascara, tortillas tamales, la máchica, chicharrones, llapingachos, morcillas, caldo de patas, buñuelos, dulce de higos negros con quesillo. En semana santa es costumbre la fanesca (igual que en otras regiones del país) y en carnaval el "mote pata". Entre las bebidas no alcohólicas están el champús y el morocho.
Uno de los aspectos más relevantes del folklore de Cotopaxi son sus danzantes. La fiesta de dan­zantes más suntuosa es la que se realiza en Pujilí con motivo del carnaval y Corpus Cristi. Deben destacarse también las fiestas de danzantes de Saquisilí, Salcedo y Latacunga. El Alcalde y el Prioste organizan la fiesta con varios días de anticipación. Luego de la procesión viene la alegría cuando los danzantes hacen la entrada triunfal presididos por el Prioste y el Alcalde que lleva su bastón de chonta, adornado de cintas, argollas y cadenas de plata.
De origen cristiano, celebrada en diciembre y cuyo significado real es la celebración del nacimiento de Jesús, en la actualidad conver­tido, por muchos sectores de la población en una noche de gran comilona y beborroteo o chuma acompañada de la entrega y recep­ción de regalos.
De origen cristiano, celebrado los días 28 y 29 de junio, principalmente en algunos pueblos y ciu­dades de Chimborazo, Pichincha, Manabí y Guayas, costumbre que consistía en saltar la chami­za (leña menuda encendida con fuego).
De origen cristiano, celebrado en junio, es el jueves del sexagésimo día después del domingo de pascua de resurrección.
Son una fusión de celebraciones de origen cristiano y tradiciones indígenas. Presentamos, en orden cronológico, aquellas celebraciones que son las más destacadas.
Es el día que culmina el periodo de carnaval y antecede la Cuaresma. Un rito que consiste en la puesta de una cruz, hecha con ceniza, sobre la frente. La celebración cristiana re­cuerda a los feligreses una frase del evange­lio, "polvo eres y en polvo te convertirás. El ritual llega después del f airón de carnaval. El evento recoge a los devotos a 40 días de me­ditación.
Cuarenta días de reflexión que desde el miér­coles de ceniza precede a la festividad de la Semana Mayor o Semana Santa.
Conocida también como la Semana Mayor, conmemoran la pasión y muerte de Jesús, periodo de total recogimiento, antiguamente no se trabajaba, se vestía de colores oscuros y sólo se escucha­ba música de "iglesia" (música sacra), jamás se podía escuchar música popular, la comida típica es la fanesca.
Se celebra el ingreso de Jesús a Jerusalén, es típico la presencia de grandes ramos y tejidos de palma con ramas de laurel y olivo.
Empieza nueve días antes del 24 de diciembre y celebran la anunciación, gestación y nacimiento de Jesús. El pase del Niño, celebrado por el pueblo cuencano, empieza como un cortejo desde la casa del prioste a la iglesia para celebrar la misa del Niño, el uso y tipo de disfraces cobra fuerza en las últimas décadas.
Es la fiesta religiosa más importante de Cuenca y probablemente la más atractiva del Ecuador por su magnitud (participan alrededor de veinte mil perso­nas) y por su colorido excepcional. Es además una fiesta viva que se basa en la organización popular casi sin apoyo externo. El evento se realiza como una muestra de fe en el "Niño Dios".

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